No es especialmente cauto Álvaro Mel (Salamanca, 1996) a la hora de alegrarse por cómo le van las cosas, que para eso está viviendo un momento especialmente dulce ‘ y no hay porque ocultarlo. Ya vendrán dadas de otro modo si tiene que ser así’. Influencer y DJ antes que actor, este espigado chaval de rasgos afilados , pelazo con voluntad propia, y mirada generalmente expectante –que cambia a cándida cuando le conviene-, comenzó su romance con la cámara en las redes sociales, cuando pocos lo hacían y con mucho estilo y, en la actualidad, acumula un millón doscientos mil seguidores en Instagram con los que podría formar, por ejemplo, un partido político propio.